El amor respeta el derecho del otro de no querer/poder sanarse.
Para leer lo que a continuación intento que entiendas me gustaría que tengas en mente estas excepciones:
* Si la persona afectada es una niña/o un adolescente les corresponde a los adultos responsables involucrarse en el proceso de su sanación, básicamente porque en esos periodos vitales el ser humano no esta listo para hacerlo por sus propios medios. Así como un bizcochuelo no debe comerse antes de estar cocido, las personas menores de edad no tienen la madurez necesaria para tomar decisiones acerca de su salud.
La gran mayoría de los trastornos alimentarios en la infancia y adolescencia son alarmas para la familia. Cada vez que la familia necesite ayuda, será su tono de llamada el que de aviso al resto. Cuanto menos se escuche, más fuerte va a sonar. Atender este llamado de atención o mismo percibir a la alarma por lo que es, ósea entendiendo su función de advertencia cuidando de no enloquecer con su melodía (a todos nos llega un momento en que nos pudre el sonido del despertador) es sumamente útil para la vida de cada miembro de la familia. No darle bolilla es no darse tiempo de conocerse, de cambiar, de revisar como se comunican, lo que hacen con el resto, como esta ensamblada la familia, como son sus comportamientos, etc.
Mi recomendación siempre será que se ocupen los adultos. Mamá y papá velan por el nido que han gestado hasta que sus huevos se transformen en pichoncitos y estos, gracias a su cuidado y gran paciencia, puedan volar y convertirse en pajaritos. Si un ave no escucha el grito de su polluelo advirtiéndole el peligro, puede perder a su cría. El pichón no tiene otra forma de pedir ayuda, así que grita. Y gritara hasta que su madre le explique cómo defenderse o como comunicar el peligro. La inmadurez hace referencia a la falta de conocimiento y requiere enseñanza. La naturaleza de los seres humanos es un tanto más compleja, pero cuando de supervivencia se trata, serán los comportamientos más primitivos los que salgan a la cancha.
De esto se tratan los trastornos alimentarios en personas menores de edad y por lo tanto el amor debe velar por su seguridad hasta que puedan hacerlo por su cuenta. Es cierto que la persona pudo haber vivido algo fuera de casa que le haya generado un desequilibrio en su autocuidado y no encuentre otra forma de manifestarlo que no sea maltratando su self con un trastorno de este tipo. Pero no son estos la mayoría de los casos.
Si no se atiende un trastorno alimentario lo que se le enseña es: no vales, no tenes solución, tus problemas no importan, hacete cargo sola/o, entre otras. No importa tanto si lo que mamá y papá hacen funciona (si lo hace fenomenal) lo que pesa es el acto de ocuparse con afecto, que se traduce en el adulto como creencias internas de: sos importante, no habrá límites y siempre estaremos ahí para vos, de los problemas hay que ocuparse, lo que importa es que estés bien, vos vales, sos amada/o, cuando no nos sentimos bien tenemos que ocuparnos, etc. Resultándole mucho más sencillo al adulto seguir ocupándose de su dificultad con la seguridad que el amor le ha dejado. Haber sido amado será el motor que lo empuje siempre a cuidarse.
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* Este escrito no está diciendo que hay que sostener una situación peligrosa. Aceptar y amar a una persona no es igual a tolerar incondicionalmente su comportamiento. Los límites interpersonales deben custodiar la seguridad del vínculo. No es el trabajo de nadie hacer que el otro se recupere. Hablo de situaciones donde hay opciones y acceso a recursos disponibles.
– Me voy a referir a una situación como esta: una adulta afectada por un trastorno alimentario fuera de riesgo que no afecta directamente a su pareja con su comportamiento. Que funciona perfectamente, pero que se mal regula emocionalmente.
– Y no a una como esta: una adulta afectada por un trastorno alimentario fuera de riesgo que afecta directamente a su pareja con su comportamiento. Que manipula, que bloquea el crecimiento ajeno, que lastima con sus palabras y actos, entre otros comportamientos que buscan responsabilizar a la pareja de lo propio.
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Ahora si 🙂
Hoy subí a mi cuenta de Instagram un contenido que creo importantísimo y que se suele descuidar.
A veces la familia o amigos, con la mejor de las intenciones, presionan a sus seres queridos para que estos se recuperen, buscando que tomen mejores decisiones y que cuiden mejor de sí mismos. Es muy habitual que hagan todo lo que este a su alcance para ayudar a quienes aman.
Si alguna vez viste esto seguramente habrás notado a los familiares reunidos alrededor del «paciente identificado” dialogando acerca de su problema. Madres que hablan con muchas personas buscando consejos, padres cansados haciendo malabares para frenar el mal comportamiento de sus hijas/os, hermanos alejados, silencios incomodos, enojos inevitables producto de la insistencia sobre lo que no funciona y se espera que haga, entre otros miles de ejemplos. Esto puede producir el efecto contrario a sanarse.
Quienes sufren de un trastorno alimentario pueden padecer de defensas inconscientes al «que me digan qué hacer», o a «escuchar a otras personas» o a sentir que «tengo que» hacer algo. A veces, las partes de la persona que usan la alteración alimentaria para afrontar situaciones intentan dar alarma de que TODO el sistema familiar necesita ayuda y no comparten ni negocian hacerse cargo solas del problema. Cuanto mas solas se las dejen con su problema mas agresivas van a ponerse. Estas partes tan hostiles son sumamente útiles ya que están protegiendo a la persona de hacerse cargo de algo que en principio puede no corresponderle o bien que no estén listas para hacerlo; recuerden que un bizcochuelo crudo al faltarle cocción no puede sostener un relleno. O también puede que la persona afectada (o asignada a padecer la dificultad familiar) cuando sienta la necesidad de los demás, entre en un estado de cierre retrasando aún más su disposición / capacidad para elegir un camino de autocuidado diferente.
Separarse con amor (límites + voluntad de alejarse de lo que le hace daño a un ser amado) es una de las tareas más DIFÍCILES, pero puede ser un aliado PODEROSO para el proceso de curación.
No ser intrusivo ni insistente sobre algún tema que nuestro ser querido no pueda elaborar le va a permitir hacerlo por su cuenta cuando su self esté listo. Es importante en esto tener presente la noción de apego seguro: estar disponibles cuando la persona este lista, no antes ni después. Estar y acompañar es terreno del amor. Meterse en el otro y querer que vaya a un ritmo diferente no es pensar en el sino en uno mismo. El amor maneja un lenguaje de “estoy para cuando vos estes” y se aleja del comportamiento dañino para no ser cómplice ni verdugo. El amor no es testigo del daño de quien amamos, pero tampoco avergüenza a aquel que se daña.
Si encontras a tu pareja haciendo un atracón no la mires con desprecio, pena, asco ni la hagas sentir mal al respecto. Una mirada de amor con tu posterior distancia marca un: no estoy de acuerdo con esto, pero no significa que no te ame. No puedo ser testigo de que te hagas daño, seré quien te acompañe, pero no quien te repare. Tu mirada de amor establece un limite que tu pareja pudo no haber tenido y créeme que eso repara aún mas que asustarla con tu enojo. Ningún ser humano aprende del temor. El miedo enseña a ocultar y repasar las creencias que pueden haberle antes dejado de: no vales, no tenes solución, tus problemas no me importan, hacete cargo sola/o.
Personalmente agradezco a quienes estén realizando la dura tarea de acompañar el sufrimiento de su ser amado. Ustedes están haciendo magia. Es lento, lo se. Pero ese es el ritmo del inconsciente ♥